miércoles, 12 de noviembre de 2014

Rutina


 
Como cada mañana, tragó a pequeños sorbos

Su café, cuidadosamente elegido,

Ese que disuelve inmisericorde los sueños.

 

Como cada mañana, se sentó a su mesa de trabajo,

Y revisó en su agenda las citas del día con la muerte.

Para vivir. Para no dejarse morir.

jueves, 17 de abril de 2014

Licencia poética. Rituales.



 
 
Los rituales tienen que ser nuestros. O logramos apoderarnos de los rituales que nos rodean, o creamos los nuestros, o… estamos perdidos.
Nuestros rituales dan la trama poética, necesaria, para vivir anclados a la vida. Conceden a un presente inasible que corre, una dimensión histórica; otorgan la pervivencia. Hacen la vida más verdadera.
Una situación cualquiera puede adquirir la dimensión del ritual por un giro, una decisión que implica un cambio. Un esto es importante, ojalá no lo olvide nunca.
Y es esa decisión la que le da una dimensión particular. Más allá de la simple réplica de un baile que nos enlaza a los demás, rindiendo tributo a la especie.
 
 
 


sábado, 12 de abril de 2014

La elusión del sentido

He vuelto. No sabía en que lugar podría ubicar esto que traigo y me acordé de este blog abandonado.

Esta entrada es un fragmento de un texto en construcción. Resulta tan complicado desplegar aquello de lo que quiero hablar... Cualquier comentario será bien recibido y agradecido por el trabajo que supone, ya que no es una entrada muy apropiada para el formato. Disculpas de antemano por  lo caótico y el escaso desarrollo de muchas ideas.





La elusión del sentido

 Al principio fue el cuerpo. Y no el Verbo, como  pretenden algunos. Aunque tal vez por aquí, acabásemos en una peregrina discusión sobre huevos y gallinas.

 Palabra de Freud: al principio fue el cuerpo.

 La pulsión. La pulsión es una exigencia que parte de un órgano en busca de una satisfacción. Y para satisfacerse, requiere de alguna intervención sobre el mundo exterior. Un ejemplo: el hambre. El estómago lanza una señal al cerebro y este opera entre el órgano y la realidad exterior para comandar las estrategias que le llevarán a obtener el alimento. Y satisfacer al estómago.

En principio, hasta aquí nada nos diferencia de cualquier animalito.

El cerebro, ante estas exigencias provenientes del cuerpo, va a evaluar cuánto trabajo le va a requerir la realidad para satisfacer al órgano.

Imagínense ahora, al cachorro recién nacido, absolutamente desvalido. Que ante esa exigencia del cuerpo y, habida cuenta de su extrema incapacidad, solo puede expresar su desesperación a través del llanto. Gran desesperación pero, en cierto otro sentido, pequeña, ya que no tiene ninguna historia dramática con la que alimentar el quilombo.

El ‘instinto maternal’ resuelve esta cuestión de los primeros tiempos, procurando el alimento al cachorro. Y en estos primeros intercambios entre la realidad, mediada principalmente con la función madre, y el pequeño sujeto, va a empezar la constitución de cada cual.

Y hasta aquí hemos hablado de supervivencia.

 

Pero a partir del nacimiento, va a empezar a constituirse otra pulsión, con la que no nacemos, pero que vendrá a responder a otro mandato biológico que también tiene que ser intermediado por el cuerpo, la perpetuación de la especie a través de la pulsión sexual.

 Ambos grupos de pulsiones, las de supervivencia del individuo como las de perpetuación de la especie, ponen en juego en caso extremo a la agresividad. Mientras me acerquen la teta a la boca, todo va bien, pero si no habrá que buscarse la vida.

 La pulsión sexual en sus requerimientos, va a procurar acercarse al otro para satisfacerse. Y aquí hay un factor que va a marcar los diferentes destinos del humano con el animal. El animal va a dar lugar a la constitución de su pulsión sexual de forma paralela a la constitución de su autonomía, de manera que, cuando emerja la pulsión sexual, el animal estará en condiciones de satisfacerla en la realidad.

 Para nosotros, la cosa es más lenta en lo que tiene que ver con la autonomía. Mucho más lenta. Así que, durante la primera infancia, se va a conjugar la emergencia de la sexualidad, con una autonomía prácticamente nula. ¿Y cómo se juega esto? Al niño se le va a exigir que renuncie a satisfacer sus pulsiones. Las exigencias sexuales van a quedar marginadas, y desde luego: ni con papá, ni con mamá, ni con los hermanitos, ni con… etc. ¡Que no me entere yo!

En cuanto a la agresividad, corre más o menos la misma suerte, aunque puede tener curso si no se dirige directamente contra los miembros de la propia familia: puedes destrozar los juguetes, hacer un agujero en la pared con la uña, etc. Y aquí es dónde entra en juego la mirada del adulto sobre estas conductas y cuáles son los límites que se establecen.

 Resumiendo mucho se puede decir que el niño, al tener una nula capacidad operativa, capta muy pronto que la satisfacción de sus demandas va a depender de su capacidad de manipulación sobre sus padres. Y los padres, van a tratar de que el niño aprenda a pedir las cosas… por favor, y también transmitirle lo que se puede y lo que no se puede hacer. Y al niño solo le quedará aceptar lo que se decida para él, para no poner en peligro su vida. Renuncia a sus pulsiones a cambio de asegurar su supervivencia, y allí es cuando contrae el miedo a la pérdida del amor. Es el momento en el que va a definir su particular forma de operar en el mundo. Un equilibrio particular entre la satisfacción de la pulsión y su forma de interactuar con la realidad que le circunda.

 Cuando la agresividad y la sexualidad se ven sometidas por este imperio de la realidad, el humano traslada sus pulsiones sobre el mundo exterior, para centrarse en la conquista de su autonomía. Va a devorar el mundo: ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?... La pulsión agresiva se va a centrar en los objetos, ya sea destruyéndolos o bien, tratando de comprenderlos, con el fin de dominar la realidad exterior, tener cierto control sobre la misma. En cierto modo, sería como si lo que se sublimará fuera principalmente la agresividad. Pero en realidad se trata de un especial equilibrio entre las dos pulsiones.

 Desde esta perspectiva psicosis y neurosis van a hablar de dos formas de habérselas con la pulsión. El psicótico desdeña la realidad y se sigue empeñado en satisfacerse sojuzgando la pulsión lo menos posible. En cuanto al neurótico, disimula.

 La construcción del yo se hace a costa de la represión pulsional porque siempre se necesita comer. Siempre se está en el proceso de conquista del otro.

Más adelante, con la pubertad, la pulsión sexual va a surgir con brío y va a venir a desmantelar el equilibrio al que se había llegado.

 


El imperio del principio del placer

 El ello, que sería la representación psíquica de la exigencia pulsional, no entiende de la realidad, ni de la lógica, ni de nada que no tenga que ver con satisfacerse. Su amo absoluto es el principio del placer: no le vengas al estómago con razones. La realidad por su parte, va a la suya. Y entre estas dos instancias se encuentra el yo: dos amos ciertamente implacables. La principal inquietud del yo va a ser la seguridad. Preservarse. Eludir los riesgos que le sugiere el ello. El principio del placer también tiene su imperio sobre el yo, pero en el desarrollo, va a empezar a hacerse un lugar el principio de realidad: el yo va a entender que, a menudo, va a tener que dar un rodeo para lograr la satisfacción que le es exigida. Va a tener que hacer un trabajo para lograr el objetivo sin ponerse en un peligro excesivo.

Pensar va a ser una cuestión de supervivencia. Y para algunos, esta actividad va a llegar a suplantar en importancia y placer la del goce sexual con el otro. Por menos peligrosa.

 

La elusión del sentido

 Para muchos, todo esto que acabo de contar les sonará a cuento. Vivimos una época en la que se trata de desposeer de sentido cualquier palabra que no figure sancionada por alguna autoridad. La psiquiatría se ha empeñado en poner el foco en la reacción química, electríca o magnética sobre lo que nos acontece. No hay lugar para la subjetividad: para cada historia particular.

 Desequilibrios químicos, dicen algunos.

Sin duda Freud reconoce la importancia del factor cuantitativo de la pulsión. De hecho, esta importancia se destaca con toda claridad en la neurosis traumática, cuyo testimonio nos traen multitud de neurosis de guerra, o las víctimas de grandes accidentes. Pero no le reconoce una importancia preponderante en la constitución del sujeto. Aquí va a ser el peculiar equilibrio que encuentra cada sujeto entre la satisfacción pulsional y los tipos de riesgos que está dispuesto a asumir en esa conquista. Las brujas dejaron de existir porque las quemaban. Los brujos también.

 Desde Freud han sido innumerables los intentos de intervenir directamente sobre lo pulsional, confundiendo la sublimación con lo sublime. Así, hay una corriente que dice que los futbolistas deben evitar mantener relaciones sexuales antes de un partido. Como si con ello fueran a asegurar el sublime gol.

 También hay normas acerca de cómo debe ser la relación del niño con la madre en relación a la duración del  amamantamiento, cómo y cuándo debe ejercitarse el control de esfínteres, como reaccionar frente a las rabietas o a la masturbación, etc.

 Y lo que se dice pasa a un lugar segundo: me equivoqué, no quería decir eso, lo que diga da igual, lo importante son los hechos…

Vive el presente es un mandato en cierto modo perverso. Perverso, si en un momento dado se elude completamente lo dicho. No podemos renunciar a lo que sabemos para actuar y no deja de ser, en el caso de llegar a desdeñar lo sabido, idéntico a cualquier otro mandato superyoico.

 Se nos invita constantemente a eludir lo real del lenguaje, en una cultura dominada por los imperativos de la eficiencia y la rentabilidad.

 Es curioso comprobar como la psiquiatría en la definición ofrecida por Wikipedia, parece abdicar de la comprensión del sentido de los síntomas, para preferir su intervención directa sobre los mismos. Prefiere ubicarse en el cumplimiento de un objeto social: la atención a la demanda relacionada con el malestar psíquico,  el control de las masas y su adaptación a la realidad del sistema en el que le ha tocado vivir. Frente a tanto empeño prosaico, las definiciones de psicología y psicoanálisis se hunden en los procelosos mares de un  romanticismo que implica perseverar en la intelección del sentido.

El psicoanálisis parte de un fundamento biológico que le empuja a una visión funcionalista, incapaz de renunciar a las sempiternas preguntas: ¿Por qué? ¿Para qué?

Y es desde esta perspectiva funcionalista, desde la que va a edificar su teoría.

 
La visión funcionalista

 Los trastornos mentales vistos desde el psicoanálisis son considerados como perturbaciones funcionales del aparato psíquico. Perturbaciones funcionales entre diferentes instancias psíquicas definidas por la teoría psicoanalítica: consciente- inconsciente y yo-ello-superyó.  Instancias que se han ido constituyendo a lo largo de la niñez más temprana de cada sujeto, estableciendo en cada cual una forma de operar específica entre ellas. Sin ser demasiado conscientes de ello, en cada uno de nosotros, coexisten unos personajes que no siempre son un modelo de convivencia. Y algunos son más ruidosos que otros.  

Desde esta forma de concebir la enfermedad, carece de relevancia pensar en un excitador biológico, fisiológico, químico o magnético como elemento patógeno. Sí que se considera la influencia de factores constitucionales, pero actuando directamente (fármacos, tratamientos eléctricos, etc.) sobre ellos solo se asegura el aminoramiento expresivo del síntoma y de la exigencia de la pulsión. (ansiedad, insomnio, etc.) sin posibilidad de intervenir sobre el núcleo de la enfermedad.

 

 Los neuróticos conllevan más o menos las mismas disposiciones constitucionales que los otros seres humanos, vivencian lo mismo, las tareas que deben tramitar no son diversas. ¿Por qué, entonces, su vida es tanto peor y más difícil, y en ella sufren más sensaciones displacenteras, angustias y dolores.”[1]

 

La respuesta pasa en primer lugar por la consideración de la influencia de factores cuantitativos, algunos de los cuales son los constitucionales a los que nos acabamos de referir, a los que ofrece su respuesta más eficaz la psiquiatría. El fármaco ofrece el alivio casi inmediato del síntoma: reduciendo el dolor y la intensidad de las emociones, alterando la capacidad sináptica, focalizando la atención, etc. Sus efectos secundarios son asumidos desde el punto de vista de la relación coste-beneficio que solemos establecer con nosotros mismos.

Siguiendo con el punto de vista cuantitativo, también interviene eficazmente la psicología, para el desarrollo de aptitudes: habilidades sociales y cognitivas, recursos de comunicación y relación, etc. recetas para ‘vivir mejor’ pensadas por algunos para el ‘bienestar’ de otros.  

El establecimiento de protocolos encaminados a tramitar, de la forma menos costosa posible, los síntomas de grandes masas de población, es ineludible, al menos en primera instancia. El establecimiento de estos protocolos resulta un asunto polémico en un campo psi, en el que no hay una estructura conceptual que sea compartida por la comunidad que lo conforma. Se ha implantado el diagnóstico tipificado en guías como el DSM, una categorización exhaustiva de los diversos síndromes a través de la exploración de los síntomas y sucintas anamnesis.

Pero los síntomas mencionados no diferencian nítidamente entre situaciones relacionadas con avatares comunes de la vida como la pena, la pérdida, etc.  y unos procesos claramente neuróticos.  En la neurosis, siempre trata de una miseria particular, “puntos débiles” de toda organización normal.[2] Puntos débiles que solo permiten afrontar determinadas situaciones de la vida al coste de un síntoma.

El origen de esta particular organización del psiquismo se va a encontrar en todos los casos en la niñez del sujeto. Es en la época en la que se constituye el yo y en la que se van a estructurar los mecanismos mediante los cuales se abordarán la exigencia de satisfacción de la  pulsión y las excitaciones del mundo exterior. De los 0 a los 6 años.

Si durante la niñez se opta por la huida como mecanismo predilecto para abordar situaciones angustiosas, probablemente, acabará siendo una limitación importante para afrontar la vida adulta.

En lo relativo a las excitaciones externas, para huir puede bastar con cerrar los ojos, taparse los oídos o salir corriendo.

En cuanto a las internas la cosa pasa de forma más inadvertida. Más inadvertida, en parte, porque este conocimiento que aportó Freud no es admitido en la actualidad como relevante, y por tanto no son factores que sean tenidos en cuenta por el pensamiento “oficial” difundido por las principales instituciones encargadas de la salud. Y más inadvertidas aún porque un mecanismo psíquico implicado es el de la represión, que en sí misma induce a no considerar elementos que fueron relevantes para su instauración.  Dándose incluso el hecho de que sucumben a la amnesia todos los hechos relevantes de nuestra niñez, quedando solo algunos rastros vívidos.

 Si a esto le sumamos el hecho de que a lo largo de la niñez, se tendrá que adquirir toda la cultura circundante, la tarea puede parecer ingente. Se tiende a pensar la supuesta felicidad del hombre primitivo en base a la escasa exigencia cultural a la que debía someterse. La cultura ha supuesto la paulatina domesticación de los instintos ‘salvajes’: los modales, la forma de hablar, las diversas maneras de intervenir sobre el cuerpo (aseo, vestido, alimentación, sueño, etc.) hasta no dejar un resquicio sobre el que no haya intervenido. En sus primeros años, el niño ha de asumir todos estos requerimientos de la cultura y, simultáneamente, lograr la conformación de su yo,  y el dominio de las diferentes exigencias pulsionales.

De estos requerimientos, la cultura ha tenido un particular rechazo a la función sexual llegando a instaurar complejos tabús referentes al cómo, cuándo, cuánto, dónde, y con quién.   

Esta constitución del niño se va a producir en el núcleo de la relación con la familia más próxima: padre-madre-hermanos. Hacia los seis años, el niño habrá interiorizado quién es, si es un niño o una niña y el papel que le corresponde dentro de esas relaciones familiares. Los avatares de esta constitución no son sencillos: tendrá renunciar a sus progenitores, diferenciándose de ellos, para poder constituir un yo autónomo. En un primer tiempo el bebé no diferencia su cuerpo del de la madre. Son las sucesivas experiencias de separación, las que irán perfilando la posibilidad de una noción del yo, en una historia hecha de ausencias y presencias.

Y es en esta época en la que la clínica psicoanalítica va a encontrar el origen de la neurosis.

 

 

 

 



[1] Freud, Sigmund, Una muestra de trabajo psicoanalítico en Esquema de psicoanálisis, Tomo XXIII de las Obras Completas, xx Edición, xxxxxxx, Editorial Amorrortu, Buenos Aires.
[2] Id.

domingo, 17 de enero de 2010

Me he mudado

http://lacomunidad.elpais.com/sediciones/posts

jueves, 10 de diciembre de 2009

jueves, 26 de noviembre de 2009

miércoles, 25 de noviembre de 2009

jueves, 19 de noviembre de 2009

Por pedir que no quede

Soy una mujer afortunada y he tenido ocasión de colaborar con varios artistas a lo largo de mi vida profesional.
Esta canción es una joyita del último disco de Javier Álvarez basado en una colección de poemas que realizó Pablo Guerrero para él.
El álbum se titula Guerrero Álvarez. Espero que os guste. Por pedir que no quede.
Las fotografías de Pablo y Javi en el sidecar son de Jerónimo Álvarez.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Humor francés.



He sustituido el enlace antiguo por otro nuevo.

Son 11 episodios que están en varios lugares de la red y que se pueden encontrar (como este) subtitulados en español.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Ritual simbólico para el mal de amores

Dejo aquí un ritual de crimen simbólico mucho más efectivo que borrar el teléfono o el contacto del msn para aquellos que estén en el clásico momento de furia asociado al mal de amores. Ruego a supersticiosos o mojigatos se abstengan de proseguir la lectura para no tener que arrancarse los ojos.
Es válido para ambos sexos.
Llame a un buen amigo / amiga.
Provéase de un hoja de papel y un boli.
Póngase una copita o, si le sienta mal el alcohol, mejor un refresco. Pero póngasela a su amigo porque nunca está de más y es un gesto de hospitalidad que siempre se agradece.
Empiece a desahogarse y vaya anotando en ese folio algunas de las conclusiones acerca de lo que le disgusta tanto.
Cuando la conversación no de más de sí, mejor pronto que tarde, haga un retrato sucinto del interfecto o interfecta en el espacio que quede libre.
Busque una chincheta y... clávelo de los genitales.
No sirve para nada pero se reirá un rato.

martes, 3 de noviembre de 2009

¡Socorro! Necesito información

Me gustaría saber por qué cuando copio un texto de word y trato de pegarlo en este editor se cierra el navegador. Lo que me obliga a reescribir el post. Grrrrrr
Le echo la culpa a Windows Vista pero con eso no arreglo nada.

martes, 27 de octubre de 2009

Es un decir

Esta mañana desperté
Alejada del mundo
Pero reconocí el espacio
El ángulo de la puerta
El amanecer
En la ventana.
Puse cual autómata
Otra sacarina en el café
Más negro que ayer.
Eran tres
Y hoy son cuatro.
Hoy soy otra
Casi nostálgica
De la que era ayer.
Cierro armarios
Doblo mantas
Ordeno cajones
Con ritmo de luna rosa.
Cómo puede una noche
Hacer su trabajo impasible
Y hacer de la vida otra.
El sueño inasible.
El mundo huye,
Y asisto perpleja
Al paso de la excavadora
A la sirena de policía
Al vuelo de la paloma.
Hoy planto un rosal en mi balcón.
Hoy es que más da.
Hoy no me importa.
Hoy da igual.
Me visto de mujer
Me maquillo de sonrisa
Abrazo a mis amigos
Y sigo diciendo
Que el cielo es azul
La hierba roja
El sombrero gris
Y mi alma amarilla.
Un lagrimita
De puntillas
Rinde tributo
A un pasado sediento.
Hago lo mismo que ayer
Postiza
Porque no alcanzo
A vivir esta nueva vida.


miércoles, 21 de octubre de 2009

primero leer después escribir

El elogio de la marquesina

Anoche salí de casa a las 9:06 PM sin paraguas. Llovía. Al llegar a la plaza de Santo Domingo arreció. Cuando abordaba el primer tramo de la calle Preciados, que sigue en obras, no me queda más remedio que ir por el centro de la calle y ducharme. Callao, la plaza también está en obras y han hecho un pasillo por la plaza sin ninguna posibilidad de resguardarse y ¡Oh! ¡Maravilla! La FNAC tiene una marquesina que en esos momentos me parece los Champs Elysées: con sus escaparates luminosos y a lo ancho, cabemos al menos tres. Cuando termina ese abrigo, hay que elaborar una estrategia; diviso unos 100 metros más allá, en la acera opuesta una mágnifica marquesina: El Corte Inglés. Alcanzo mi objetivo a galope tendido, empapada, y en ese momento, me reconcilio con el comercio. Je flâne (no sé una palabra similar en castellano - es como deambular lentamente con placer,sin prisa) ante los escaparates y reparo en este elemento arquitectónico, agradecida. En toda su dimensión amable, acogedora, que te invita a contemplar los escaparates, y llegado el caso, entrar y comprar. Cruzar la Puerta del Sol y subir Carretas me hizo recordar las generosas lluvias caribeñas. Algún miserable alero bajo el que resguardarse que no te ahorran generosos goterones en el hombro.
Al llegar a la plaza de Jacinto Benavente, me acuerdo de la gota fría. Llegada a este punto les puedo asegurar que me cae más agua encima que bajo la ducha de mi casa. Imposible seguir. Me resguardo bajo el toldo de una tienda de chuches, y hasta la gente con paraguas se ha acogido bajo los escasos minúsculos aleros que hay a la redonda. Ni un viandante por la plaza.
Mi destino está a menos de setenta metros, y en cuanto cede un poco me lanzo al galope.
Al fin llego al Café Central. Misión cumplida. Empapada. Me quito la chaqueta de lana (pufff) y la camisa también está calada. No me la quito por si me voy a enfriar.
Pero salen los artistas: Los Red House y al piano Gene Taylor. Cuando Gene empieza a pasear sus dedos por el piano me sale una sonrisa de oreja a oreja. ¡Guau! ese musicón que a mí me gusta.
Igual vuelvo a verles el sábado.

martes, 20 de octubre de 2009

Amenábar: Agnóstico vs. ateo

No he visto Ágora; ya la veré. He leido críticas para todos los gustos; desde un tostón hasta, hoy mismo, muy interesante. Y también leí entrevistas de promoción de este director. Me llamó la atención un titular en el que renegaba del agnosticismo y abogaba por el ateísmo. Radical. Hacía tiempo que no oía a nadie abogar tan claramente por dicha postura. La gente habla de libertad de culto, de tolerancia... cosas así.

Es cierto que la palabra agnóstico tiene su charme.
Recuerdo a mi padre, hace ya muchos años, hablar del agnosticismo. El argumento era algo así como un alegato a la falsa modestia, al espíritu científico mal entendido: "¿Quién sabe? Yo, una partícula en el universo, ¿quién soy para saber si existe o no existe Dios?".
Atravesando como estaba el punto más feroz de mi adolescencia sólo me alcanzó a deducir que, agnóstico sonaba muy bien. "¿Tú que eres?" "¿Yo? agnóstica.". Guay.
Hace ya tiempo que no tengo la necesidad de pronunciarme sobre mi orientación religiosa.Tras leer el titular me fui zumbando a por el corominas y busqué ateo y agnóstico. Acerca de ateo había poca cosa (tengo el abreviado; menos da una piedra); agnóstico "el que declara no saber"... voy al rae por internet "ateo: que niega la existencia de dios".
Pues eso, que las palabras de los seres amados, enganchan, y a veces no sé lo que digo.

sábado, 17 de octubre de 2009

Ataque de ira

Acabo de padecer hace escasos minutos una de esas experiencias surrealísticamente comunes de estos tiempos. Tengo un problema de conexión con la wi-fi y he tratado de contactar con Orange para que me ayudaran con la configuración. Ahí ha comenzado el via crucis. Tras varios intentos fallidos con esos respondedores automáticos que si pulse uno que si pulse 2 para acabar en un para esta consulta llame al 902...... que son más de lo mismo: ...llame al 902....

Cuando trato de contactar con una operadora -aquello es como una expedición a la selva- y, al fin lo logro, primero, tengo que aguantar que me esté pidiendo datos hasta la extenuación para luego pasar a poner pegas. Le digo que quiero, además, poner una reclamación por poner pegas en lugar de atenderme y por hacer publicidad engañosa 24 horas al día 7 días a la semana. Pues otra vez soportar la letanía de maniobras de despiste y levantamiento de obstáculos. ¡Agotador!

Finalmente he colgado tras haber puesto no una, dos reclamaciones; y a punto de la tercera, y a todo esto: muchas gracias por su llamada a orange doña ....

Y eso: sigo sin saber conectar la wi-fi.

¿Que hice mal?

lunes, 5 de octubre de 2009

ANTONIO BRÚ: "BASTARÍA POTENCIAR EL SISTEMA INMUNE PARA SUPERAR EL CÁNCER"

Un equipo de científicos coordinado por el investigador español Antonio Brú, miembro del Centro de Ciencias Medioambientales -perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)- acaba de demostrar en un experimento hecho en colaboración con investigadores del Hospital Clínico San Carlos de Madrid que basta administrar durante unos meses un potenciador del sistema inmune que induzca en el cuerpo la generación de neutrófilos para impedir el crecimiento de tumores cancerígenos. Se trata del mismo equipo que ahora hace un año aseguró haber descubierto que el mecanismo responsable del crecimiento tumoral es idéntico en todos los tipos de cáncer lo que contradice la actual creencia de que cada tumor exige una terapia específica.

Pensábamos que a estas alturas del año en la puerta del pequeño despacho de Antonio Brú en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estarían guardando respetuoso turno para hablar con él las grandes luminarias de la oncología nacional con Mariano Barbacid a la cabeza, numerosos investigadores y médicos, las autoridades académicas que en las universidades difunden las teorías ortodoxas sobre el cáncer, los responsables del Ministerio de Sanidad y Consumo, los nuevos dirigentes del CSIC, los representantes de las asociaciones de lucha contra el cáncer y los periodistas sanitarios de los principales medios de comunicación. Unos para informarse más ampliamente de su descubrimiento y alguno incluso para aportar financiación con la que apoyar lo que se vislumbra como uno de los descubrimientos científicos más importantes realizados sobre el cáncer a nivel mundial en las últimas décadas. Descubrimiento que en realidad es doble. Porque lo que el equipo de Antonio Brú afirma haber descubierto es que todos los tumores cancerígenos crecen siempre de la misma manera -con independencia del órgano en el que lo hagan- siguiendo un mecanismo común previsible y que todos los cánceres se vencen "simplemente" potenciando el sistema inmune del paciente. Algo que obliga a replantearse urgentemente -una vez más- los actuales tratamientos con quimioterapia y radioterapia. Y hablamos de una investigación bien documentada y publicada ya en algunas de las revistas científicas más prestigiosas del mundo.
Claro que si viviéramos en un país en el que nuestros representantes políticos y la jerarquía sanitaria dominante tuvieran realmente luces para comprender lo que ocurre en el ámbito de la salud y no estuvieran tan condicionados por los intereses económicos y determinadas creencias religiosas Bernat Soria, impulsor en España de la investigación sobre células madre, no hubiera tenido que afirmar con tristeza en un aeropuerto camino de Singapur "¡Es curiosa la capacidad que tiene España para decapitar sus propios proyectos!"

ASÍ NOS VA
Eso explica también que Antonio Brú siga esperando a que alguien se interese de verdad en su propio país por lo descubierto. Porque en el extranjero lo tienen bastante más claro y ya han entrado en contacto con él numerosos investigadores a título personal, miembros del instituto Max Planck de Leipzig, de la Academia de Ciencias de Moscú, de la Facultad de Medicina de Houston y de varias universidades e instituciones científicas europeas, norteamericanas, israelíes y sudamericanas.
Claro que el trabajo desarrollado por Brú y su equipo es un buen ejemplo del funcionamiento de la investigación en nuestro país donde los fondos los suelen tener unos y los resultados otros. Además Antonio Brú, de 42 años, es físico, no médico, farmacéutico, biólogo u oncólogo. Y eso en un país donde la mayoría de los oncólogos se caracteriza por su ignorancia en el ámbito del cáncer -en la mayoría de los casos no tienen éxito con sus terapias, algo que ocultan con prepotencia y soberbia- no se perdona y muchos, en lugar de valorar sus descubrimientos en el ámbito científico se limitan a observarle con desdén con la simple alegación de que es un "intruso" en su terreno.
Obviamente también a nosotros nos sorprendió que un físico se hubiera dedicado a estudiar el problema del cáncer y se lo hicimos saber. Fue así como nos enteraríamos de que la razón de su interés se inició con la muerte de su abuela por un tumor hace ahora once años, cuando al informarse de la enfermedad se sorprendió de lo poco que se había avanzado en este campo. Y fue así como supimos también que su decisión de impulsar la investigación desde una óptica multidisciplinar incorporando los conocimientos de la Física y la Biología a los de la Medicina tuvo que costearla ¡de su propio bolsillo! Es decir, los descubrimientos de Antonio Brú y de su equipo de colaboradores son personales y no sólo son ajenos al trabajo que desarrolla en el CSIC sino que este organismo no ha aportado jamás un euro ni ayuda de ningún tipo.
De hecho, para salir adelante y costear el proyecto Brú se dedicó -desde 1993- a trabajar dieciséis horas al día -sus investigaciones sobre cáncer las desarrollaba cuando salía del instituto-, sin poder descansar siquiera los fines de semana y sin tomarse apenas vacaciones. Y encima esquivando las zancadillas que le pusieron quienes pretendieron apartarle de su objetivo cuando se enteraron de lo que estaba haciendo y sobreviviendo a las traiciones propias que suelen sufrir quienes navegan en solitario.
Para la historia queda la nota de respuesta que le remitió el anterior director del CSIC cuando Brú le informó de sus descubrimientos y pidió ayuda económica para publicar los pormenores de su descubrimiento en una de las revistas más importantes del mundo. Y es que, como ya hemos explicado a nuestros lectores en su momento, algunas de esas revistas científicas cobran a los autores por publicar sus trabajos. ¡Por página publicada! Obviamente Brú no quería publicar un extracto de su trabajo sino las conclusiones del estudio completas a fin de que el mismo pudiera valorarse en su justa medida. Pues bien, ¿sabe el lector qué se le respondió? ¡Que aprendiera a escribir en menos páginas!
"Los millones que ha costado este proyecto -nos diría- los he pagado de mi bolsillo. Y no es que tenga un gran sueldo. No he recibido un solo euro oficial. Añadiré que si hemos tardado cuatro años en publicar nuestra tesis es porque hubo mucha resistencia ya que lo que afirmamos es en cierto modo difícil de aceptar para muchos pues partimos de conocimientos propios de la Física y, claro, cuesta creer que desde el conocimiento de ecuaciones que explican el comportamiento de sólidos haya podido llegar a explicarse el crecimiento tumoral y se haya llegado a consecuencias clínicas y biológicas tan claras".
En suma, fue volviendo a endeudarse como Brú pudo publicar su investigación. Afortunadamente, su esfuerzo y el de su equipo tienen hoy el reconocimiento internacional.
Cabe añadir que Brú intentó en varias ocasiones que el CSIC amparara su investigación sin conseguirlo. A pesar de lo cual el centro difundió un comunicado arrogándose un mérito que no le corresponde. "Un estudio del CSIC -decía la nota de prensa- logra frenar el crecimiento tumoral en ratones mediante el estímulo de la respuesta inmunológica". Y añadía: "El hallazgo demuestra que la respuesta inmunológica del propio organismo podría lograr detener el crecimiento tumoral". A pesar de lo cual, a día de hoy tales resultados no han despertado ningún interés en las autoridades del CSIC. Veremos pues si los largos y costosos estudios que se precisan ahora para completar la investigación serán o no sufragados por el Estado. Por supuesto, nos gustaría equivocarnos pero dudamos mucho que Brú encuentre apoyo a nivel oficial. El poder de las farmacéuticas en la Administración sanitaria es enorme. Y la incomprensión por los oncólogos de lo que afirma, constatable.

LAS MATEMÁTICAS DEL CÁNCER
Y es que a los especialistas en cáncer lo que probablemente más les ha sorprendido de la investigación de Brú -porque choca con lo que les han enseñado- es saber que el crecimiento tumoral no es aleatorio ni caprichoso sino que está sometido a un proceso que puede formularse matemáticamente ya que los tumores pueden considerarse fractales (estructuras geométricas que permiten describir procesos que aparentemente son impredecibles pero que tienen un orden oculto). Y eso que desde la formulación de la Geometría Fractal -en la década de los ochenta del pasado siglo- los científicos han desarrollado un gran número de modelos fractales para tratar de entender los fenómenos naturales, desde dendritas de neuronas hasta capilares pulmonares pasando por conchas marinas, copos de nieve, árboles, tormentas eléctricas... y, ahora, los tumores cancerígenos. Porque fue esta sorprendente relación entre la geometría fractal -con sus fórmulas matemáticas- y el cáncer el inicio del descubrimiento de Brú y de lo que puede anticiparse como una nueva etapa en el tratamiento del cáncer.
-¿Cómo se le ocurrió abordar el estudio del cáncer desde la perspectiva de la Física?
-En 1993 yo me dedicaba a estudiar los frentes de hidratación en formaciones arcillosas. Trabajaba en el proyecto español de almacenamiento de residuos radiactivos de alta actividad cuya idea era rodear los contenedores con una capa de arcilla a fin de evitar que el agua del macizo geológico donde fueran a ser enterrados pudiera llegar hasta el interior a través de alguna fisura, contaminarla y, por ende, se contaminara el entorno. Yo estudiaba el comportamiento de las arcillas desde la geometría fractal y el análisis de escalas que es uno de los campos de la Física Estadística que ha experimentado mayor desarrollo en los últimos 15 años. Bueno, pues resulta que en aquellos procesos en los que el contorno de crecimiento es rugoso pueden aplicarse una serie de fórmulas para conocer la dinámica y los mecanismos fundamentales de su avance o crecimiento. Y yo estaba aplicando esos conocimientos a las arcillas cuando en 1993 mi abuela falleció a consecuencia de un cáncer. Fue entonces cuando me planteé conocer cómo tenía lugar el crecimiento de un tumor y me encontré con que no se sabía prácticamente nada. Y sería esa falta de conocimientos lo que me decidió a iniciar de manera privada, junto a mi hermana Isabel -en aquel entonces médico del Hospital Nuestra Señora del Prado de Talavera y actualmente del Centro de Salud de la Seguridad Social La Estación de Talavera de la Reina- y la doctora Isabel Fernaud -del Instituto Ramón y Cajal, dependiente del CSIC- la investigación del mecanismo de crecimiento tumoral. A finales de 1998 publicamos ya los primeros resultados obtenidos sobre una línea celular de tumor cerebral en ratas -concretamente de la línea celular tumoral C6 de astrocitoma de rata- en una de las revistas internacionales más importantes de Física: Physical Review Letters. Con posterioridad, en enero de l999, The Lancet publicó nuestro trabajo. Y me enorgullece decir que fue la primera vez que apareció en esa revista un artículo sobre cáncer elaborado desde la óptica de la Física porque implicaba el reconocimiento de que habíamos abierto una nueva línea de trabajo a nivel mundial en el estudio del crecimiento de tumores. Bueno, pues lo que nosotros planteamos entonces y hemos confirmado posteriormente es que la naturaleza fractal de los contornos de los tumores permite usar el análisis matemático para determinar la dinámica de crecimiento de un tumor; permitiendo, a su vez, la caracterización de los principales mecanismos físicos responsables de su crecimiento.
Luego, tras los primeros resultados, decidimos intentar hacer una clasificación dinámica de los distintos tipos de cáncer pensando que cada uno tenía su particular forma de crecimiento. Y empezamos a probar con distintas líneas de células tumorales. Probamos hasta en quince líneas... y descubrimos que siempre existía el mismo tipo de crecimiento, un mecanismo único que realmente gobernaba todo el proceso desde el punto de vista dinámico con unas características morfológicas que se verificaban en todos los casos: un mecanismo de estructura de bordes por el que las células nuevas que nacían en el borde del tumor, que era donde se concentraba la mayor parte de la actividad del mismo, iban a ocupar las concavidades del borde del tumor. En otras palabras, comprobamos que las células tumorales buscaban siempre estar lo más rodeadas posibles de otras células tumorales. Y ese mecanismo -que la ecuación matemática decía que era el más importante- lo comprobamos "in vitro" en todas las líneas.
-¿Puede explicárnoslo mejor?
-Verán, lo que descubrimos "in vitro" es que la dinámica de crecimiento en todos los tumores es igual, es decir, que existe un mecanismo dominante que es el mismo para todos los tipos de líneas celulares. Dicha dinámica posee tres características que desde el punto de vista matemático son en cierto modo equivalentes:

1) Que la mayoría de la actividad celular de los tumores se concentra en la banda externa de los mismos.
2) Que se produce lo que denominamos difusión superficial en el borde del tumor, es decir, que las nuevas células provenientes de la división de una de las células del borde del tumor se mueven por él hasta que encuentran una posición cóncava en la que están rodeadas por un número mayor de células que en la posición en que se generaron. Y,
3) Que el crecimiento de la colonia cancerosa es constante en el tiempo, excepto en una primera fase (cuando hay pocas células) en que el crecimiento, lógicamente, es exponencial.

Que la proliferación estuviera restringida al borde de la colonia de células tumorales significaba además que las células del interior de la colonia no proliferan al mismo ritmo que las de fuera, es decir, que existe un mecanismo de inhibición celular de las células cancerígenas; algo parecido (y posteriormente vimos que prácticamente puede ser el mismo mecanismo) a lo que se conoce para células normales (no tumorales) como inhibición por contacto. El siguiente paso fue confirmar que este tipo de mecanismos también gobierna el crecimiento del tumor "in vivo". E hicimos muchas investigaciones sobre quince tipos distintos de tumores de los cuales obtuvimos distintas secciones histológicas constatando que la mayor parte de la proliferación estaba siempre restringida al borde del tumor. También "in vivo" se verificarían las características fundamentales de la dinámica de crecimiento "in vitro", es decir, que el mecanismo era el mismo que el que habíamos observado "in vitro". Además los parámetros morfológicos que medimos en las colonias se reproducían también en el crecimiento "in vivo". De alguna manera habíamos descubierto, pues, que hay una universalidad dinámica en todo tipo de proliferación celular... y también en la proliferación tumoral.
-En tal caso, la teoría del crecimiento exponencial de las células tumorales, base de los actuales tratamientos contra el cáncer, queda en entredicho...
-Uno de los conceptos que desde el punto de vista matemático y físico no conseguía entender era por qué si se reconocía que dentro de un tumor cualquier célula es capaz de proliferar, los tiempos de duplicación celular eran tan diferentes de los de duplicación tumoral. Los tiempos de duplicación celular son de 48, 72 horas... mientras los de duplicación tumoral superan en algunos casos los cien días. Eso no tenía lógica. Y lo que en realidad ocurre, simplemente, es que no es verdad que crezca todo el tumor sino que fundamentalmente lo hace sólo su borde. Dicho de otra manera: el crecimiento de un tumor de 2 centímetros cúbicos -que se compone del orden de unas 109 células- no responde a lo que se espera de los cálculos convencionalmente aceptados por la cinética celular. ¡Hemos demostrado que son muy diferentes! Según la cinética celular para alcanzar ese volumen tumoral a partir de una célula inicial son necesarias sólo 32 duplicaciones pero la cinética real tumoral, la demostrada en nuestros experimentos a partir de una célula inicial, indica que las células del borde acumulan ¡más de 800 duplicaciones! Esto explica, por ejemplo, que tumores de dos centímetros cúbicos sean tan malignos. Porque tras 32 duplicaciones no es lógico que las células acumulen tantas aberraciones cromosómicas pero en cambio, tras ochocientas duplicaciones sí es posible. Esto explica además otra infinidad de hechos. Por ejemplo, que una metástasis sea mucho más maligna que el tumor original. Y es que las metástasis siempre vienen generadas por células del borde que migran a otro punto y la célula del borde siempre es mucho más maligna y está mucho más degenerada que la célula del tumor primario.
-Resulta paradójico que las nuevas células tumorales busquen refugio en las concavidades del borde del tumor donde la competencia por los nutrientes es mucho mayor que en cualquier saliente del mismo.
-Algo fundamental de nuestra teoría es que demuestra que la auténtica competencia celular no se debe a los nutrientes (como se suponía hasta ahora y en lo que se basan las terapias antiangiogénicas) sino al espacio. La universalidad de la dinámica del crecimiento tumoral se caracteriza porque la proliferación celular tiene lugar casi exclusivamente en la frontera del tumor y las células recién nacidas se difunden a lo largo de la interfase del tumor con el tejido del órgano que lo aloja antes de que se establezcan en una posición fija. Esta difusión busca situar las nuevas células en las concavidades. Es cierto que está bien establecido que sería en las convexidades de la interfase del tumor donde las células podrían lograr un mejor suministro de nutrientes y de oxígeno. Además allí el pH es menos ácido ya que una de las consecuencias de un número alto de células tumorales en las concavidades es la alta concentración de ácido láctico que produce su metabolismo. Esta sería una situación típica si lo que buscasen las celulas tumorales fundamentalmente fueran los nutrientes. Sin embargo, nuestros experimentos indican que las células se mueven hacia las "menos favorables" concavidades. Explicar esta "ilógica" conducta requiere que allí haya alguna compensación para la pérdida de suministros de nutrientes y la supervivencia en un ambiente más hostil. La razón final es que las nuevas células tumorales encuentran allí más espacio para su duplicación y están más "protegidas" de la presión provocada por el tejido huésped y por la respuesta inmune que trata de oponerse al crecimiento tumoral. Esto es consistente con la observación de que las interfases tumorales siempre son super-rugosas, un modelo muy favorable para resistir la presión.
De acuerdo con esta forma de proliferar y crecer, los tumores deben destruir primero el tejido huésped para ser capaces de invadirlo y ocupar el nuevo espacio libre. La matriz extracelular es degradada por el entorno ácido corrosivo creado por el metabolismo de las células y por otras sustancias liberadas por el propio tumor -entre ellas las metaloproteinasas- porque el tumor necesita ir degradando el tejido huésped para seguir creciendo. A ningún físico le va a sorprender que se le diga que una masa que crece en el universo lo que necesita fundamentalmente, por encima de todo, es espacio. Esto contrasta con la creencia común de que los tumores invaden primero el tejido huésped y después lo destruyen. Nosotros hemos demostrado que es justo al revés.
Por tanto, viendo que el mecanismo fundamental en el desarrollo del tumor lo constituye la difusión en el borde del tumor de las células tumorales entendimos que si lográbamos anular ese mecanismo podríamos detener el crecimiento tumoral. Y descubrimos que los encargados de esa anulación ¡son los neutrófilos! y que el organismo los envía allí donde se necesitan sin necesidad de "dirigirlos" nosotros. Es decir, el propio sistema inmune envía los neutrófilos allí donde se necesitan. Así que lo que hicimos fue inocular tumores en ratones y producirles una gran neutrofilia para que el organismo pudiera producir una gran afluencia de neutrófilos alrededor del tumor. Y se comprobó, como se puede apreciar en nuestro artículo aparecido en junio pasado, que haciendo esto se logran grandes resultados. El sistema inmune está en condiciones de combatir un proceso tumoral, obviamente siempre y cuando su estado sea suficientemente bueno.
Como nuestros lectores saben son cada vez más los científicos y médicos que desde hace tiempo defienden -en contra de la ortodoxia oficial- que la respuesta al cáncer está en el propio organismo, que basta potenciar el sistema inmune del enfermo para superar la enfermedad y, por consiguiente, carece de sentido recurrir a tratamientos agresivos cuyo efecto secundario es precisamente una disminución de esas defensas. Pues bien, esa convicción cuenta ahora con el sólido respaldo científico que le otorgan los estudios de Antonio Brú y su equipo. Pero veamos el asunto con mayor profundidad...

EL SISTEMA INMUNE, LA RESPUESTA
Como acabamos de decir, teniendo en cuenta los mecanismos de crecimiento tumoral descritos antes por Brú los grandes protagonistas de la defensa contra el cáncer pasan a ser los neutrófilos, uno de los cinco tipos de glóbulos blancos o leucocitos presentes en la sangre de cuya producción se encarga la médula ósea y que son considerados fundamentales para la destrucción de bacterias y otros agentes infecciosos por fagocitosis. Y es que los neutrófilos, que actuando conjuntamente con los otros cuatro tipos de glóbulos blancos -linfocitos, monocitos, basófilos y eosinófilos- son llevados rápidamente por el organismo hasta los puntos de infección por determinadas sustancias químicas que liberan los tejidos inflamados e infectados, ¡son capaces de anular el mecanismo de desarrollo del cáncer! Así ocurrió al menos en el 80-90% de las células tumorales de los ratones investigados... llegándose en algún caso hasta el 100%, es decir, hasta su desaparición completa.
-¿Cómo se les ocurrió que los neutrófilos podían tener un papel tan primordial en la lucha contra el cáncer?
-Supimos que eran los neutrófilos tras estudiar todo tipo de terapias y porque conocíamos las propiedades que debían tener las células candidatas -indudablemente tenían que ser algún tipo de células, eso sí lo teníamos muy claro- ya que conocíamos el mecanismo que tenían que anular. Observamos que cuando intervenían los neutrófilos, aunque fuera de manera involuntaria, se producían buenos resultados. Y cuando no los había es porque los neutrófilos no estaban apenas presentes. Los neutrófilos son de por sí elementos fundamentales de nuestro sistema inmune y hoy sabemos que poseen determinadas características que les convierten en fundamentales para enfrentarse al crecimiento tumoral. Para empezar, pueden aguantar el entorno ácido del tumor y por tanto pueden estar en contacto íntimo con las células tumorales. Además tienen bastante masa y, como hemos podido comprobar, aparecen siempre en todos los procesos tumorales, tanto si existe terapia como si no. Así que tratamos de ver si provocando una neutrofilia alrededor del tumor, es decir, una presencia masiva de neutrófilos, éstos eran capaces de "luchar" en esas concavidades con las células tumorales y detener su replicación. Inferimos luego que la fórmula más sencilla para lograr la neutrofilia era que la generara el propio organismo estimulando la médula ósea. Lo probamos en experimentos con ratones y vimos que, efectivamente, se generaba una neutrofilia y el propio organismo, al igual que cuando nos hacemos una herida, se encargaba de llevar los neutrófilos allí donde más se necesitaban: a la zona del tumor. Bueno, pues también constatamos que en el momento en que llegaban al tumor se posicionaban en torno a él recubriéndolo y ello lograba dos objetivos importantes: el primero, disminuir el mecanismo de desplazamiento en el borde de las células tumorales impidiéndolas así llegar a "posiciones cómodas" para su duplicación; y segundo, aumentar la presión en el interior del tumor. En suma, los neutrófilos encapsulan al tumor y le impiden crecer. Con lo que, con el tiempo, se necrosa.
-¿Y resisten los neutrófilos la acidez que suele haber en la zona tumoral?
-Sí, hemos comprobado que resisten bien la degradación provocada por los mecanismos tumorales. De ahí su eficacia.
-Todo esto parece indicar que el cáncer sólo se desarrolla cuando tenemos las defensas naturales bajas... y que basta con aumentar la capacidad del sistema inmune para superarlo cuando se manifiesta.
-Alguien escribió que "Dios ha enseñado al hombre a ser dios antes que a ser hombre". Los seres humanos, sin embargo, nos creemos obligados a inventar aparatos o moléculas para enmendar lo que consideramos "fallos de la naturaleza". Cuando no es así: la naturaleza tiene sus propios mecanismos de reparación y son efectivos y más que suficientes.
El organismo tiene capacidad de sobra para acabar con las células cancerígenas, es decir, con aquellas células cuyo mecanismo de duplicación se encuentra dañado -debido a numerosas causas-. Y de hecho lo hace miles de veces a lo largo de nuestras vidas. Teniendo en cuenta que el número normal de duplicaciones de nuestras células a lo largo de la vida se calcula en una cifra en torno a 1062 puede afirmarse que el hecho de que a veces haya fallos y se produzcan algunas células cancerosas es absolutamente normal. Y sólo cuando el organismo tiene las defensas bajas, cuando el sistema está inmunodeprimido, las células cancerosas son capaces de llegar a formar un tumor que se desarrolle. En suma, por pura lógica, era previsible pensar que si el cáncer es algo natural la solución también debe ser natural. Basta elevar las defensas del sistema inmune para que el organismo se encargue del resto. Eso es lo único que se precisa.
Lo que ocurre es que hay mucha gente que se niega a aceptar que la lucha contra el tumor pueda deberse a un efecto mecánico y no a que los neutrófilos liberen alguna citoquina u otra proteína. Es decir, alegan que no puede tratarse de un efecto mecánico. Sin embargo, lo que se ve en un tumor es un centro necrótico -en algunas ocasiones (no siempre)-, una gran banda de células en estado quiescente -que no proliferan, que no se duplican-, una banda proliferativa y una banda de neutrófilos. Y si los neutrófilos liberasen sustancias que directamente acabasen con las células tumorales entonces la imagen sería un núcleo proliferativo a resguardo de la sustancia liberada por los neutrófilos, los linfocitos -o lo que se quiera-, una banda de necrosis y luego una banda de neutrófilos. El que sea justo al contrario demuestra que no es un efecto directo de una célula sobre otra, no es una sustancia que llegue desde fuera: se trata de un fenómeno mecánico en superficie.
-¿Y cómo inducir la neutrofilia?
-Hay diversas maneras de potenciar el sistema inmune. Por ejemplo, inoculando factores estimulantes de colonia (G-CSF y GM-CSF). Se trata de unas sustancias que actúan sobre la médula ósea provocando una mayor producción de toda la línea "blanca" de la sangre. Es decir, generan muchos más linfocitos, monolitos o macrófagos, basófilos, eosinófilos y, sobre todo, neutrófilos. Hoy se utilizan para intentar recuperar el sistema inmune de los pacientes que son sometidos previamente a Quimioterapia. Obviamente, conocemos otros tipos de estímulos para lograr ese efecto y no negamos que pueda haber otros que desconozcamos pero nosotros hemos comprobado que los factores estimulantes de colonia tienen un efecto intenso, directo y potente para estimular la médula ósea.
-Pues su descubrimiento podría explicar la eficacia de algunas de las terapias alternativas que se usan para tratar el cáncer y se basan en aumentar las defensas... Nos consta, por ejemplo, que el conocido Bio-Bac provoca neutrofilia.
-Es cierto que la médula ósea se puede estimular de diferentes maneras. Por ejemplo, cuando uno examina la composición del maitake (grifota frondosa), conocido hongo japonés del que se alaban sus propiedades antitumorales, constata que hay sustancias en él que provocan un proceso inflamatorio que estimula la reacción del sistema inmune y la producción masiva de granulocitos. De hecho, todas las terapias que lleven a desencadenar un proceso inflamatorio prolongado -por ejemplo, algunos venenos como los de las arañas -que fue, por cierto, una de las primeras alternativas que se nos ocurrieron- provocan esa respuesta inmunitaria. Nosotros, a lo largo de la investigación, nos planteamos en algún momento estudiar cuál podría ser la mejor manera de conseguir una inflamación alrededor del tumor que produjera una neutrofilia mínima en intensidad pero durante suficiente tiempo -ambos son los factores básicos para el éxito- como para combatir el tumor... pero se trata de investigaciones que precisan de muchos fondos. De momento hemos podido comprobar sólo la eficacia de los factores estimulantes de colonia que existen en el mercado.
-Sus experimentos, en todo caso, se han efectuado exclusivamente en ratones. ¿Se plantean ampliar la investigación en humanos próximamente?
-Hasta ahora no hemos contado con muchos medios porque, como ya dije, toda la investigación la he sufragado de mi bolsillo. Pero si creemos en nuestra propia teoría el mecanismo fundamental es independiente de la línea tumoral y de si es en humanos o en animales. Así que ya no se puede decir lo que se decía antes: "Si es usted ratón le podemos salvar pero si es humano, no." Nuestros estudios demuestran que esos mecanismos son los mismos en animales y en humanos y la parte de la respuesta inmunológica que se precisa también con lo que los resultados deben ser los mismos que los obtenidos en animales. Actualmente estamos ya trabajando con personas y me atrevo a predecir que en un periodo muy corto de tiempo tendremos los resultados que avalen nuestra teoría y los experimentos iniciales.

QUIMIOTERAPIA Y RADIOTERAPIA
Ya en mayo del 2001 en The Lancet Oncology se llegó a decir, con motivo de la publicación de los trabajos de Antonio Brú, algo tan importante como esto: "Podemos necesitar revisar las actuales estrategias sobre radioterapia y quimioterapia". Debemos decir, sin embargo, que consciente de los recelos que genera su revolucionario planteamiento entre los oncólogos, Antonio Brú se mostró muy prudente sobre las implicaciones de su trabajo al abordar este tema. A pesar de lo cual sus afirmaciones invitan a una profunda reflexión sobre el futuro de esas terapias ya que es indudable que reforzar el sistema inmune como solución al cáncer no parece compatible con utilizar como primer recurso terapias que destruyen precisamente nuestras defensas orgánicas. En todo caso, lo que es evidente es que el reciente estudio multidisciplinar aparecido este año en Physical Review Letters con las firmas de Antonio e Isabel Brú, Sonia Albertos y José Antonio López García-Asenjo ha abierto definitivamente el camino a nuevas vías en el tratamiento del cáncer que ya difícilmente podrá alguien cerrar.
-Permítanos una última cuestión: si tal y como afirman ustedes el cáncer se produce en presencia de un estado inmunodepresivo no parece que las terapias que pasan por agudizar este estado puedan ser eficaces. Es más, explicaría su fracaso.
-Bueno, las terapias que se están aplicando actualmente son las mejores posibles a día de hoy lo que no está en contra de que nuevos resultados permitan hacerlas mas eficaces o sustituirlas en el futuro por otras mejores. Una vez dicho esto, yo tengo la esperanza de que nuestra teoría permita establecer muy pronto una nueva línea terapéutica mucho mas eficaz que las que hay ahora. Y para explicar esto volvemos a la importancia de que sea el borde el que crece o no. ¿Por qué la Quimioterapia no obtiene prácticamente resultado con los tumores muy grandes? Porque los productos quimioterápicos matan las células que proliferan en el borde, sí, pero cuando el tumor es ya grande la banda proliferativa constituye un número porcentual de células tan pequeño respecto al tumor que es prácticamente como si le quitaras la "cáscara". Y en el momento en que le quitas esa capa lo que estás haciendo es volver activa la siguiente capa que se encontraba en estado quiescente y semiinactiva. En suma, se eliminan sólo unas pocas células de la capa externa y el tumor sigue activo y creciendo.
Es decir, sólo acaba con los tumores muy pequeñitos en los que prácticamente todas sus células se hallan en proliferación, cuando no existe la banda proliferativa que surge cuando ya hay un determinado número de células. Como es efectiva en algunos tipos de tumores líquidos, en algunos tipos de leucemias donde todas las células están siempre activas porque no existe esa competencia por el espacio que tiene lugar en tumores sólidos. El problema es que la quimioterapia ataca también la médula ósea y debilita la respuesta del sistema inmune. Por eso lo que nosotros entendemos que hay que hacer es simplemente dotar al organismo de la capacidad de responder correctamente de nuevo a la presencia de un tumor. Se trata de reactivar el sistema inmune y dejarle actuar. En otras palabras, bastaría potenciar el sistema inmune para superar el cáncer.

domingo, 4 de octubre de 2009

Morir callando

No quiero decir que el tiempo pasa
inexorable, con sus aristas hirientes,
abriendo pequeñas heridas que nunca cierran.

Prefiero hablar de las flores y del pecado.

No quiero reparar en los cuerpos
que adquieren las señales de los días,
dejando punzadas de dolor.

Prefiero hablar de Julio Verne o del tiempo.

No quiero hablarte del vaivén que me mece
con su poso de amargura e inquietud,
haciéndome más vieja.

Prefiero hacerte una seña y llevarte a mi cama.


jueves, 1 de octubre de 2009

Aforismo

La coherencia de mi afecto es la medida de mi locura.


miércoles, 30 de septiembre de 2009

Venganza

Tomé prestada una venganza
y con ella aplasté una flor.

El tiempo me permitió alumbrar
mis propias hijas, cabezas de medusa
deslizándose en el mundo.

Ahora pongo mi venganza al servicio de tu pena
perpetuando en acto la palabra viva.

Hojas verdes

Hoy no es un río de amapolas
que discurre ante la primavera absorta
susurrando astenias.

Ni tampoco un furor de pájaros,
negra desbandada que ahoga el cielo
con su grito.

Hoy es la rama temblorosa
acariciada por el viento.
La ola que va, vuelve, viene y va.
Una risa de cristales
que alumbra cementerios.

Hoy son hojas verdes
que tapizan la piel del mundo

Una partida de cartas

Una buena partida de cartas
bien puede cambiar
el curso de varias existencias.

Observa la concentración de los jugadores,
su atención a los naipes, a las estrategias,
al temblor de un párpado
bajo la luz amarillenta y grasienta
en que se juegan momentos de vida.
Pasado, presente, futuro.

Todo o nada, en realidad no es la apuesta.
Lo que importa es jugar.

Luego, sobre la mesa,
algo pudo quedar olvidado:
un guante,
un manojo de llaves,
el polvo de los zapatos
y algo,
que quiso salir corriendo.

Poema

Recorro el nacarado perfil de tu espalda;
las flores se esparcen con mi aliento
en giros y perfumes para el delirio.
Algebraicos pliegues sobrepasan los límites
del pensamiento entregado a la radiante oscuridad
y hasta se contagia el aire del tumulto
del cuerpo narcotizado por tantos versos.
Desvarío y deseo, puntos de partida sin retorno.
Zarpo hacia otros continentes colmados
de anhelos y horizontes infinitos,
mares de café y mermelada,
olas aburridas y lunas llenas.
Engatuso butacas de terciopelo, clavo mis
uñas sobre el ébano, el marfil y la caoba.
Confluencia de los suspiros que apuntan
a una cosecha de sexo a la deriva.

Sin título

Prefiero vivir con mi odio
a ser vivida por él.
Un poquito de azúcar en el café.

Amo tu ritmo

Detengo un instante
y te doy una sacudida
de consecuencias impredecibles.

Contestas con descaro:
un movimiento de tus manos
que reanuda el tiempo.

Miras de reojo el hueco que queda
debajo de mis rodillas
y me coges de la cintura.

Comienzas a moverte
Guiando mis pies inertes
hasta los confines de la tarde.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Justicia divina


Quisiera hacer dos apuntes acerca de la justicia relacionados con anotaciones que he visto por algunos blogs.

La primera tiene que ver con una mujer que tenía que declarar ante el juez Gómez Bermúdez. Esta mujer de religión musulmana pretendía declarar con el burka y el juez le exige declarar con la cara descubierta como a cualquier testigo. Hasta aquí, bien. Pero más adelante, el juez precisa que las expresiones de los testigos le permiten deducir si mienten, o cosas similares.
Pensaba que los jueces juzgaban ateniéndose a los testimonios, las pruebas y los hechos contrastados. No sabía que tuvieran un máster en comunicación no verbal. Esto me ha permitido comprobar demasiado a menudo que hay sentencias que tienen más que ver con la “impresión” que le causa el testigo al juez que con los hechos contrastados. Es decir, un cínico tiene más posibilidades de salir ileso que una persona nerviosa o inestable anímicamente.

La segunda es relativa a los “eximentes”. Tenemos el ejemplo del desfalco del sujeto que se gastó 50.000 euros de los fondos públicos en prostíbulos. Y ahora resulta que su adicción a la cocaína puede ser un eximente a su delito. Es decir, si ud., comete un delito por cualquier motivo, y se toma a conciencia una botella de whisky o se calza una papela de lo que sea, tiene la ocasión de reducir su pena. Incluso he leído en un blog que se suscitaba un debate por ver si se consideraba eximente el “trastorno explosivo intermitente”. Ejem… menudo coladero eufemístico… Es decir, llegamos a la conclusión de que nuestro sistema judicial puede tratar mejor a un borracho, un drogadicto o un loco que a una persona sin dichos antecedentes.
En el fondo de todo esto no puedo ver cierto tinte ideológico relacionado con la religión. Es como si el sistema priorizara la “redención del sujeto” antes que la convivencia social.
En fin, a priori, y sin desdeñar que cada caso es un mundo y que habrá que tener en cuenta los factores implicados, no acabo de entender lo que sucede. Y más después de ver la compungida declaración del sujeto al que aludía al principio. Lo siento, no me creo nada.

Me encantaría saber vuestra opinión.



miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿Por qué sonríes?

¿Por qué sonríes?
Porque imagino que en el fondo de mis ojos ves un mar.
Mar de fondo.
Entre tu mirada y la mía,
en su mismo centro,
emerge un ramo de flores.
Dibujas tímidamente en tus labios
una sonrisa y pierdes tus ojos en el aire de esta tarde.
La mano no cesa,
aprisionando en su río de tinta
el enigma de un instante que se escapa,
siempre a la fuga.
Un beso, también fútil,
sella este amor de versos de primavera.
Llenas tu boca de chocolate
y me animas a que baile para ti
mientras tratas vanamente de atrapar
los hilos que tejen mi pensamiento;
pero es en estas líneas,
en su mera superficie,
donde se despliega el deseo
que encuentro entre tu voz y mi fantasía.

Mil cadenas de amor

Como arena húmeda al borde del mar
anegada por la espuma de una ola que se retira
lenta y difícilmente
se agarra y lucha por permanecer.
Esponja de agua salada
henchida de placer
arrasada por cien mareas
de las que no queda memoria alguna.
Sólo un recuerdo tenue del placer efímero
que a la vez lucha por permanecer.

Reconozco

La fantasía de tu desprecio me sobrevuela.
En cuanto la intuyo, la voy a buscar,
para encontrarme con eso,
con la fantasía de tu desprecio.

Y luego me vengo una y mil veces,
toda una inmortalidad de venganzas.
Con un fallido, me vengué.
Venganza que clama hasta en el poema.

Me deslizo en una historia
de desagravios y pequeñas crueldades,
de la que siempre salgo,
cual dama, mellada por la vida.

Pero la poesía me salva,
palabra intensa,
punzada de amor,
un guiño de sol en tu mirada.

Cantidad de mundos

De todo lo que te rodea
te quedas con la mano que te tocó jugar.
Te llamo a este mundo de palabras
y miras para otro lado.

Espero con un manojo de letras
que esparzo a tu paso,
alfombra que te guiará a un universo
en el que cabe toda tu dicha.

Dejo los poemas a tu vera
y sigo mi camino.
En algún lugar nos encontraremos
cuando deje de buscarte.