Recorro el nacarado perfil de tu espalda;
las flores se esparcen con mi aliento
en giros y perfumes para el delirio.
Algebraicos pliegues sobrepasan los límites
del pensamiento entregado a la radiante oscuridad
y hasta se contagia el aire del tumulto
del cuerpo narcotizado por tantos versos.
Desvarío y deseo, puntos de partida sin retorno.
Zarpo hacia otros continentes colmados
de anhelos y horizontes infinitos,
mares de café y mermelada,
olas aburridas y lunas llenas.
Engatuso butacas de terciopelo, clavo mis
uñas sobre el ébano, el marfil y la caoba.
Confluencia de los suspiros que apuntan
a una cosecha de sexo a la deriva.
Dietario 18 / Las aproximaciones
Hace 2 horas
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